De la moda, lo que te acomoda
“De la moda, lo que te acomoda”, decía mi mamá y seguramente la tuya también, porque esto de la moda tiene existiendo y persiguiéndonos tanto tiempo que nos hemos acostumbrado a ella. Existen diferentes apegos a la moda, están las personas que esperan ansiosas a que salga lo más nuevo, de hecho, están inscritas a los desfiles secretos, donde unos días antes de sacar las nuevas tendencias muestran las novedades, e inmediatamente saliendo del desfile van a sus closets para desechar lo que ya no viene o no estará de moda y comprar lo que se necesite para tener el mejor outfit de la temporada. ¡Ay, cuánta lana invertirán en cada temporada! También están las que se ayudan con Pinterest, Instagram y revistas digitales maravillosas como esta, y ahí descubren la moda de temporada, quizás no desechen de sus closets lo que no viene, porque como también decía mi madre, “todo regresa”, así que sólo lo ponen hasta atrás del closet y dedican gran parte de su tiempo en comprar eso que llaman lo nuevo, lo in. Y, por último, están las que dicen que no les importa, les vale la moda, pero es mentira, porque quizás no sigan la moda comercial o masiva, pero bien que les encanta la otra moda que va en contra de lo esperado, que aunque no son tendencias de moda, sí son agrupaciones de personas con ideologías y formas de vestir similares. Así que hasta la que reniega de la moda se crea su propia moda afinando su estilo. Y volviendo al sabio dicho de mi madre, tan lleno de sabiduría milenaria, no entiendo porqué a veces lo olvidamos y nos ponemos cosas que no nos acomodan. Chicas, todas tenemos cuerpos distintos y a veces la moda depende de la estación o lo que el diseñador decida, ¡y no está hecha para todas!
Hay atuendos que se ven espectaculares en una mujer que pesa 40 kg., y mide 1.80, pero en mí que peso 50 kg., y mido 1.57, estarán de acuerdo que seguro no se me ve igual, entonces me pregunto: ¿por qué hacemos esto a veces las mujeres? ¿Por qué sería tan importante estar a la moda, más importante que verme bien y resaltar mis virtudes?
La moda y sus marcas han robado gran parte de nuestra atención y economía, nos han hecho creer que parte de nuestro valor como personas está en lo que usamos y en el valor monetario de lo que usamos, esto no solo está en la ropa, zapatos y accesorios, también en el celular que traemos, el coche, y hasta en los lentes que traes puestos para ver bien. Ojo, queridas amigas, que de ninguna manera estoy en contra de la moda y las marcas, sólo creo que a veces es bueno cuestionarnos el por qué anhelamos tener ciertas cosas. Respecto a esto, recuerdo que hace algunos años, en mi búsqueda de la verdad, asistí a un taller de visualización para obtener todo lo que deseas, ¿los conocen? Seguro muchas de ustedes también han caído, pero en fin, lo que quiero contarles es que en ese taller, como bien saben, teníamos que hacer un wishboard o pizarrón de deseos, donde con ayuda de recortes de revistas, ilustraciones y palabras creas una imagen con todo lo que deseas obtener en el corto, mediano y largo plazo. Cuando nos tocó presentar a cada una nuestro wishboard, nunca olvidaré a una chavita, la más joven del grupo, que tenía en su pizarrón una bolsa marca Chubiru (traducción: una de esas muy carísimas), y comentó que ni con un sueldo de un año podía pagar esa bolsa que tanto anhelaba, pero estaba pensando en un plan de pagos que proponer para poder obtenerla. Al escuchar este discurso volteé a ver a mis compañeras para ver si estaban tan asustadas como yo, y fíjense que para nada, de hecho una de ellas levantó la mano y le dijo que ella conocía a alguien que le podía conseguir la bolsa en cómodas mensualidades, y yo pensé: “a pagar en toda su vida”. Y ya me conocen, así que levanté la mano para hacer mi pregunta incómoda, -Disculpa, ¿por qué es tan importante esa bolsa para ti? -Todas me voltearon a ver con ojos de furia, a lo cual ella respondió: “He soñado toda mi vida con usar esas bolsas y ser una mujer como las de “Sex And The City”, las de las películas que viven en Nueva York y siempre se ven guapísimas. Me quedé callada, no cuestioné nada más, siendo honesta me apachurré un poco con la respuesta, pues me hizo darme cuenta de todas las veces que yo también he pensado que un objeto externo puede darme felicidad, o poder, o hacerme ver mejor. En el punto de “hacerme ver mejor”, me detengo a preguntarte ¿cuántas cosas que tienes crees que te hacen ver más guapa?, ese abrigo marca X, o quizás los zapatos carísimos que te compraste en Nueva York. Sí lo creemos, tan lo creemos que somos capaces de gastarnos el sueldo de un año en uno de esos objetos que su promesa es la belleza y la atención de quienes te vean portándolo. Le hemos dado a los objetos marcados por una insignia (las marcas) el súper poder de ser y pertenecer. He visto mujeres probarse zapatos, y caminar distinto de acuerdo con la marca y el precio de lo que se están probando, pareciera que entre más caros y la marca más reconocida, los zapatos flotaran por sí solos y le dieran una energía de poder a quien los porta. Ahora bien, reconozco que algunas marcas no solo venden la insignia y el diseño, sino que seguramente la calidad es superior y por lo mismo la comodidad. Pero mujeres hermosas, seamos honestas, pocas veces compramos unos zapatos carísimos por cómodos y duraderos, es más, hoy por hoy el hecho de que sean duraderos no tiene sentido, porque al no estar de moda se vuelven desechables, entonces sí nos creímos la idea de que portar ciertas marcas nos hace más atractivas y dice algo bueno de nosotras, quizás que tenemos lana o que tenemos un marido muy ricachón, o que somos muy poderosas y podemos comprarnos zapatos de 20,000 pesos ¡y qué! Las marcas nos abren camino a una sociedad a la que deseamos pertenecer, o nos mantienen en la que hemos estado toda nuestra vida. Otro aspecto muy notorio, sobre todo en nosotras mujeres competitivas, es que sólo por el hecho de demostrarle a mi amigui que yo también puedo, voy y me ensarto una deuda impagable por comprarme una bolsa más cara que la de mi amigui tan querida, pero con quien me la paso compitiendo, hablando de moda y de lo último para esta temporada, esto es, que también usamos la moda y sus marcas para medirnos entre mujeres, pues si te das cuenta es una conversación muy frecuente la de “qué mal se viste Lola, le urge un fashion emergency”, (bueno así dirían las de más de 40) o al contrario “ay, esta Lore siempre anda impecable y trae lo más trendy del momento, ¿cómo le hará si no le va tan bien?”, y todo tipo de comentarios sobre estilos y marcas que las demás usan. De hecho, me ha tocado estar en reuniones donde sólo se habla de esto. Y, si bien el tema de la moda puede ser muy divertido y entretenido, el hablar de la moda de otras mujeres pareciera que nos coloca a veces en algún lugar de superioridad, pues normalmente hablamos de la que no sabe nada de moda y que alguien le ayude, o de la que trae marcas evidentes en todo el cuerpo, y eso también se puede juzgar como de mal gusto, pues lo interpretamos como que esa persona quiere comunicarnos a todos que tiene mucha lana. En fin, usamos la moda y sus marcas para otros fines muy distintos que solo vestirnos, abrigarnos y lucir hermosas.
Entonces, mi intención a través de estas letras es que te preguntes ¿cuál es tu relación con la moda y las marcas?, ¿qué tanto inviertes en cómo te ves?, y ¿qué tanto inviertes en cómo estás?, esto es, que muchas veces preferimos comprar una bolsa que ir al dentista, o comprar el nuevo celular en lugar de ir a terapia de pareja. Le damos mayor importancia a la imagen que creemos que nos dan las marcas, y menos valor a nuestro interior. Invertimos poco tiempo en nuestra salud mental y emocional y mucho tiempo en nuestro cuerpo, cara y arreglo. ¿Qué tal si buscamos mayor equilibrio entre estas dos y le damos igual importancia a lo que pasa dentro de nosotras?, que es más duradero y luminoso que cualquier vestido o joya. Seguro tú conoces gente que es evidente que no gasta mucho en su ropa, que quizás no anda muy a la moda, pero se ve bellísima y luminosa, eso es porque esa persona invierte mucho tiempo y recursos en estar bien internamente, trabaja en amarse tal cual es, en descubrirse a cada momento, en aceptarse por completo, y quizás eso le permite no necesitar tantas marcas y, por lo mismo, tanto reconocimiento del exterior. Quizás esta mujer hace lo que mi madre decía, se pone “de la moda, lo que le acomoda”.