Iconic

Ely es un ícono del rock latinoamericano vanguardista, rebelde, artista, mujer, con un gran talento y guerrera, ella es como su apellido. ¡Simplemente fascinante!

Foto: José Luis Beneyto 

Coordinación de moda: Alvaro Montaño  Maquillaje y peinado: Gio Lozano 

• Total Look, Alfredo Martínez.

Llevamos casi un año negociando un reportaje con el equipo de Ely Guerra para La Femme Magazine. El día que su mánager nos llamó para darnos una fecha, todo el team brincaba de alegría. Era el viernes 10 de junio, a las 11:00 horas, en CDMX. Durante ese mes que faltaba tuvimos una llamada con nuestra estrella para afinar detalles de la producción. Desde ese momento supe de que ella sabía lo que quería, pero sobre todo lo que no quería. Recuerdo que en la llamada Ely me dijo que prefería no usar pestañas postizas, ni pelo postizo, ni mucho maquillaje, y que el retoque de las fotos fuera suave, porque ella tenía cincuenta años y no tenía porqué disimularlos. En ese momento me di cuenta de que ella es más que una imagen ficticia de su persona, ella es su persona en imagen, hermosa, con carácter y personalidad.

Así que llegó al shooting este ícono mexicano que nos hizo bailar al son que ella quiso, que nos embelesó con su voz, con sus palabras, con su mirada…

Su vida no ha sido fácil, pero ella sigue siendo auténtica y leal a sus principios. Como la gran oradora que es, nos contó cómo ha sido su trayectoria y escucharla fue increíble, mágico. Pero para qué seguir describiendo ese momento cuando lo puedes leer a continuación. #uniqueely 

Hemos amado cada momento de este proceso hasta llegar al día de hoy. Hablando contigo el otro día te dije que para nosotros eres un ícono, yo creo que para México eres un ícono, porque rompiste, fuiste un parteaguas en la música y tu estética. Desde Carmín, que era un grupo para el que trabajaste, ¿cómo ha sido este camino?
Es imposible resumir, porque han sido muchos años, cuando trabajé para Gaby yo tenía 15 años. Ahorita con 50, ya pasaron muchos años, aunque mi primer disco lo grabé hace 30 años. Ha sido un camino extraño, porque en mi familia no hay músicos, más bien hablábamos antes de que en mi familia el ser atleta tenía un lugar más específico. Descubrí la música sola, pensé que iba a escribir, porque de niña me gustaba leer, tenía mis secretos de ir y comprar poesía y pensé que escribiría, pero descubrí mi voz y el hecho de entender el poder cantar, entonces puedo escribir canciones; creo que desde ahí hubo realmente una cuestión importante con la música, porque la música para mí nunca ha sido un tema de querer conquistar la fama o querer estar en boca de todos; la música es un lugar muy personal y muy sagrado que respeto mucho, entonces a los nueve años fue cuando escribí mi primera canción hecha y derecha. Creo que a los 9 años empezó un compromiso muy distinto con la música, porque es lo que más miedo me da, si yo pudiera, no me dedicara a esto. Un galán español, antes de darme un gran beso, me dijo: “no, no, no, mejor pídeme un taxi, porque yo no puedo estar con un pie en México y otro en España”. ¡Ah cabrón! Así estoy yo con la música, siempre con un pie fuera, pero creo que decir qué ha ocurrido todos estos años, el porqué ser músico y defender tanto a la música, creo que eso es que ya uno trae un cargamento y herramientas con lo que crearás lo posible para llevar a cabo tu propósito y considero que quizá mi mayor acierto es que estoy segura que mi trayecto ha abierto el camino de muchas otras mujeres en mi país y, como decías, México es un país en el que además recibimos a muchos otros artistas internacionales y se quedan aquí, porque México tiene esa característica y considero que así ha sido. Si queremos encontrar un hilo conductor de toda mi carrera, creo que mi lucha ha sido más bien esa, la de explicar: esto escribimos, esto lo hacemos así, no hay necesidad de hacer fórmulas, no hay necesidad de discutir, porque la diversidad entra en cualquier lugar, y creo que esa ha sido mi mayor aportación y, por lo cual, a lo mejor no me considero un ícono, pero considero que hay una directriz y han sido muchas luchas las que hemos peleado.

•Vestido, Jorge Salazar.   • Zapatos, Aquazurra para Gran Vía.  

El mundo de la música en México es muy fuerte, es una empresa multimillonaria que ha marcado pauta en muchos países. Ustedes exportan música, ¿crees que este mundo musical mexicano haya cambiado estos últimos años para bien? Cuando me hablas de esta independencia como músico independiente de una disquera, ¿crees que esta industria va hacia allá?
Siento que la industria y ser músico, escribir canciones es complicado. Es difícil como cantante o músico quererle entrar a esto. No, no va a cambiar, no ocurrirá que la industria deje de existir para aquellos que necesitan realmente estar en lo suyo, ser el rockstar y artista para que otros realmente dediquen su tiempo al papeleo de lo que es simple y sencillamente ser, derecho de autor. No todo mundo tiene las ganas de meterse en ese rubro, nosotros no solamente dijimos adiós a la industria porque no creíamos en sus fórmulas, sino que dijimos adiós a todo. Es decir, yo estaba en la SGAE (Sociedad de Autores Española) y yo dije: “¿por qué estoy aquí? No me gusta lo que hacen, no me gusta cómo lo hacen y en mi país tampoco me gusta cómo lo hacen”, entonces me senté a hablar con Manzanero, con el hijo de Cantoral, y estas personas me dijeron: “los autores mexicanos tienen que estar en México”. Sí, pero a mí no me gusta cómo llevas el negocio, “ok, ¿qué nos propones?”. Ese tipo de cosas hay que lucharlas, estudiarle, no es fácil. Nosotros ahora somos nuestro propio sello disquero, nuestra propia editorial, nuestro propio mánager, porque tampoco creo en cómo se dan las cosas en un management. Un mánager pareciera que tiene que conocer todos estos rubros, imposible, tiene que haber un especialista en cada área de tu carrera. Siento que todo eso es complicado, se ha podido deshebrar un poco y entonces entendemos un poco más de lo que va, pero, es muy difícil responsabilizarte de todo eso, te lo digo porque tengo 18 años haciéndolo y es agotador. Es difícil que termines siendo todo: cantante, músico, alguien independiente; puedo equivocarme, porque además hay muchas aristas, muchas fibras, pero considero que es un mundo difícil, porque lo he vivido y estoy cansada.

Pero ha habido una apertura que se ha vuelto permeable…
Claro, se ha vuelto permeable, pero desde una óptica como ok, qué bueno que podemos visibilizar cosas y podemos entender muchas otras aristas de nuestro negocio, porque están visibles. Es un poco como el tema de la mujer, yo vengo luchando durante toda mi carrera, pero nadie lo vio, porque los trancazos eran por debajo del agua. Ahorita ya los estamos viendo. Es distinto, para mí es un paralelo, pero, ¿qué pasa?, ya todo es digital, entonces soy un músico nuevo, soy joven, tengo 18 años, hice mis primeras rolas y yo mismo las puedo subir a una plataforma, yo mismo en mi casa puedo subir la portada de mi disco y grabar ese demo y todo mundo lo puede oír. Sí, y finalmente detrás de todo esto sigue un monstruo que está creando la industria. No estamos haciéndolo de forma independiente, sí, manejo el avión, pero el avión sigue siendo de otro. No somos independientes, ni yo lo soy. Soy independiente porque yo me arrojé a decir no, no quiero nada, lo hago yo. No te puedo explicar el papeleo y todo lo legal que hay que hacer. Este año sacamos una novedad que nos fascina, pero estamos haciendo una colección de cuentos cortos, se llama Mirada Pretérita, y esta colección de cuentos cortos tampoco se la iba a dar a una editorial, porque qué flojera. Bueno, llevamos ocho, nueve meses para ser editora. Creo que al final sí estamos siendo testigos de cómo se maneja el negocio, antes no, porque era por debajo del agua y nadie sabíamos cómo realmente ocurría y por qué yo cobraba unas regalías por un máster o por derechos de autor, ahora lo tenemos más claro y se sensibiliza mejor. El avión no es nuestro, el gran monstruo sigue detrás y ¿sabes qué?, además son los mismos personajes de toda la vida, te los vuelves a encontrar en los Grammy, en MTV, es esa misma gente. Yo estaba por recibir mi Grammy y ¿sabes qué me preguntó uno de esos personajes de ese monstruo?: “¿y tú qué estás haciendo aquí?”. O es irónico o es agresión pasiva o es un pendejo, porque ¿cómo que qué estoy haciendo aquí? ¡Pues música! Todas esas cosas para nosotros representan mucho y creo que esa es la lucha que digo que no se ve, pero al final estamos en Spotify, en una agregadora digital, y tenemos que conocer a esas personas que realizan el trayecto para que la música esté presente y ocurra.

• Chaleco, Ángel Grave  •Pantalón, Salaises Zamarripa. •Guantes, Alersundi. •Zapatos, Rene Caovilla para Gran Vía.

Abrigo": Todos Somos Búho

 ¿Y si vieras para atrás y vieras hacia el futuro, qué es lo que te gustaría hacer que no hayas hecho? Porque has cantado con todo el mundo, has hecho todo lo que has querido…
Sí, he tenido la fortuna de compartir con artistas increíbles.

¿Pero qué te faltaría por hacer?
Creo que no falta nada en el aspecto de que la búsqueda siempre fue música libre. El músculo creativo debe estar libre. Mi último disco es muestra de ello, un disco vocal que me tardé cuatro años en hacer y en el cual el mayor premio es el equipo que trabajó en él, cómo se realizó y bajo qué circunstancias, donde la tecnología nos ayudó en todo. Creo que he vivido las circunstancias más lindas desde ahí, porque el músculo creativo ha sido libre y esa era nuestra meta. Ha sido hermoso por mi equipo maravilloso, cuatro años para darle vuelta a ese material que ya viene en camino, pero eso para mí es lo más importante. Hay fórmulas en la música, hacemos un featuring porque es padre cantar con otros colegas, hacer colaboraciones con otros músicos enriquece y embellece todo, pero, en mi opinión, también es como una pequeña muestra de una fórmula que va a vender. A mí siempre me lo pidieron cuando estaba en disqueras: “Ely, ¿con quién quieres hacer algo?” No con nadie. Imagina mi primer disco, lo defendí, las canciones... “¿por qué no haces un cover?”, ah bueno, llegué, y con mi visión, que no estuve equivocada, dije: “tendría que ser una mujer mexicana y tendría que ser de la época de oro: Júrame”. Mi disquera no daba crédito y me preguntaban el por qué tenía que cantar esto.

Sobre Júrame, tengo varias preguntas, porque la que más se recuerda es tu versión, ¿alguna vez pensaste que Júrame iba a marcar a tantas generaciones?, porque sigue siendo una canción muy actual.
Con esa nos enamoramos mi esposo y yo, la poníamos en la cocina, la bailábamos…
¡Ay qué padrísimo! ¿En la cocina?

Sí, y cuando empieza esa canción de concierto, de verdad me siento Ely y la grito.
¡Qué maravilloso!

Fíjate, yo firmé mi primer contrato a los 18 años con BMG Ariola y allí ocurren muchas cosas, porque ellos ya habían visto que yo quería hacer mis propias canciones. Ya había un repertorio elegido, pero es cuando dicen: “necesitamos un cover”, porque sintieron que no teníamos un sencillo, ¿con qué íbamos a salir? Siento que mi personaje ocurre desde los extremos, como que encuentras algo fascinante en mí, pero también encuentras algo que no te gusta, y eso le pasaba a la disquera conmigo y con mis canciones, como que yo veo a esta chica que agarra la guitarra y algo me produce que no estoy seguro si me gusta o no. Yo me subí por primera vez a un escenario a cantar y había una silla que pedí que me quitaran, ¿pero cómo vas a cantar de pie? Ese tipo de cosas siempre desconcertaba. Creo que lo que sentí yo con Júrame cuando la propongo, es que entendí que realmente la escribió siendo yo, lo sentía perfectamente; una niña que llegó de Veracruz con esta intensidad, además una mujer educada, refinada, con visión, que siempre estuvo metida por debajo del agua en todo. Me parecía que yo tenía que representarla, porque me sentía identificada, entonces Júrame no podía ser suave ni de nena enamorada de que Júrame porque te vas a ir. 

Es desgarrador, cuando tú la escuchas, tú dices Dios mío, creo que la primera vez que la escucho es tanto, entiendo a la perfección la letra, cada palabra que a veces podríamos decir ¡uy!, es que esto es de locos, porque lo que dice es de no quiero que nadie más, ni tu pensamiento, soy yo nada más, júramelo. De verdad que es una canción que la sigues escuchando y te levanta, te hace cantar. Es poder. Si tu lees un poco la historia de María Grever, es puro poder y es una belleza.

¿También es la de Bésame Mucho? 
No, ella es Consuelo Velázquez. Mujeres distintas, pero muy fuertes las dos. Consuelo, además una pianista súper intensa que cuando escuchas Bésame Mucho en el piano con ella, no es este romanticismo que le damos ahora, no es este romanticismo que también nos encanta, no es una crítica, sino que no es el romanticismo ni de Armando Manzanero; no, no, escuchas a Consuelo Velázquez tocar Bésame Mucho y dices what?! Sus propios músicos a veces decían ¿para dónde va esta vieja? La mujer deshacía el piano. Creo que yo me siento identificada con estas mujeres; la primera canción que escribí fue a mis 9 años y se llama Perdóname, se la escribí a mi mamá y la frase que yo me sigo riendo, porque tenía 9 años y escribiendo “la vida se me va, perdóname ahora”. 

Entonces mi mamá cuando lee eso dice: “híjole, o sea, yo no sabía qué hacer contigo”. Mi mamá también dice que hubo un momento donde como papás también era cómo manejar mi relación con mi hija, porque dice que me ponían un vestido y echaba bronca. Claro que me siento identificada con estas mujeres si mi primer Júrame fue suave, porque lo produjo un español y unas guitarras divinas, pero una vez cantándola así ya no hay forma, creo que en cada concierto debe existir, porque no me puedo ir sin cantarla, porque la gente me la pide, y yo sí siento que espero que cuando me tope con María Grever me diga ¡muy bien Ely, lo hiciste muy bien! Porque yo no era ninguna niña ñoña ¿no? O algo así.  

¿Qué es lo que jura Ely Guerra?
Hay cosas que yo sí creo que no he devaluado, pero la lealtad, porque digo bueno, la pandemia nos arrojó a un foso muy heavy, yo venía haciendo un disco que sentía estar en el foso y dije vamos a salir de esto, y unos meses antes de pandemia hicimos las primeras presentaciones y llega la pandemia y fue de oh, Dios mío, ¿cómo vamos a superar esto?, económicamente y en todos los sentidos. Y entendí que la música para nosotros es lo más sagrado, y si no hay cómo hacerla prefiero dedicarme a otra cosa. No es momento de decir bueno, me voy con una disquera para que nos ayude económicamente y entonces me digan haz esto, ¿y yo qué voy a hacer con eso? Subsistimos porque hago productos para la piel y perfumes, y eso hice en pandemia para salir adelante, porque no había trabajo; entonces si hay algo que diga que puedo jurar, bueno, yo voy a ser siempre sincera y muy franca, muy leal. Hay cuestiones más cotidianas donde a veces sí mentimos; a veces no quiero dar una entrevista y miento, porque no quiero decirte que no la quiero dar, esas cosas... pero en un sentido como cercano a nuestro qué hacer, siempre hay una fidelidad y un honor. Hay algo que yo le he jurado mucho a mi crew, que es cuidarlos. Yo llego a un escenario y lo primero que pregunto es si ya comieron, porque primero es el lado personal en el que nos podemos entender, ya después el profesional. Este tipo de cosas son las que hemos cuidado mucho y creo que tiene mucho que ver con mi personalidad y las cosas que yo puedo jurar, si así lo puedo decir.

Estamos en el mes de la diversidad, ¿qué piensas que ha sucedido en estos 30 años desde que tú eres Ely Guerra?, ¿cómo has visto esa evolución? ¿Piensas que ahora tenemos, una sociedad más diversa con más aceptación y empatía? ¿O crees que todavía falta un camino por andar?
Creo que son las dos, porque, así como hemos visto cómo la tecnología ha movido toda nuestra industria, cómo este monstruo de disqueras y editorial también se ha movido; estoy teniendo la fortuna de ser testigo de todos estos cambios y vivirlos y adaptarme a ellos, porque inclusive eso es complicado. Creo que lo mismo percibo desde este lugar. Para mí es sensible hablar de estos temas, porque tengo un approach como distinto siempre. El otro día alguien me dijo que yo era una mujer feminista por cómo he vivido, no por lo que he hablado, sino por como he vivido mi vida y así lo he establecido. Y digo, claro, por ejemplo, yo nunca tuve un instinto maternal, pero siempre he querido tener una pareja y estar acompañada, pero la música, a este grado de compromiso, me ha tenido que orillar a decir no me caso, no tengo familia y le entro a esto. Tengo como una sensación de que mi lucha es en medio de un mundo machista, porque directamente me tocó entender esta cuestión; aquí a la vuelta estaba el Hard Rock y celebraban 25 años, entonces invitaron a 25 bandas y a mí me llamaron y me dijeron: “Ely, queremos que seas una de esas bandas”, pero yo iba llegando de Londres de grabar y les comenté que no tenía banda, pero podía llegar yo a tocar con mi guitarra y me dijeron: “fenómeno”. Solamente habíamos tres mujeres de 25 bandas: Kenny y los Eléctricos, que traía toda una banda de chicos, Julieta Venegas y yo. A mí me pusieron a cantar con guitarra acústica entre Molotov y Guillotina, o sea, eso ya es “no te queremos aquí”. Nosotros hemos vivido siempre la gran agresión del rechazo, sí, el approach que yo tengo es, por supuesto, lo que ha mejorado todo. Claro que hay cambios radicales, toda mi vida he tenido cercanos artistas, intelectuales, amigos sensibles que son bisexuales u homosexuales, toda mi vida he estado rodeada de estos seres maravillosos y he aprendido maravillas de ellos, y he visto también cómo sus vidas se han transformado y hoy son personajes que están totalmente libres y tienen otra realidad, como la mía. Soy un ejemplo de una mujer que tuvo que luchar, y hoy en día puedo gozar de esas victorias. Creo que falta muchísimo, ¿y de qué forma? Pues, para mí, todo es un péndulo y son temas delicados, que tal vez es donde entro a incomodar, porque siento que un péndulo va con todo y va a los extremos, y siento que así vamos en todo, estamos dando y buscando esa liberación desde un lugar que luego cuestiono ¿y con qué base?, ¿qué no podemos entendernos como seres humanos libres y hacer todo con una escala de valores? ¿Con un orden de las cosas? Es como el blanco y negro, y hay una gama divina de grises que van a llegar y, en mi opinión, eso nos hará estar más en sintonía, más entregados, y cultural y humanamente me parece que debemos así atravesarlo, porque así son las luchas.

En mi caso, así tuve que atravesar muchos momentos incómodos en los que por primera vez te subes a un escenario y quien te firmó el contrato te dice: “pero tú eres muy sexual en el escenario”, pero no te lo dice bien, te lo dice mal. Y yo con 18 años pienso: “¿qué es esto?, ¿qué me está queriendo decir?”. Porque lo primero que sientes es agresión, rechazo, es un macho, tú eres una niña de 18 años, porque no eres una mujer, eres una niña. Yo le dije: “creo que entonces tendrás que consultar contigo mismo qué está pasando, porque el del problema aquí eres tú, no puedo ser yo”. Entonces a cada quien nos tocan nuestras propias luchas, y con este tipo de experiencias y victorias que se traducen después en derechos; y eso es lo que han hecho muchos, luchar por los derechos que ahora gozamos, y sí creo que estamos mejor, pero que falta mucho.

• Blusa, Todos somos Búho. • Pantalón, Alfredo Martinez. • Zapatos, Casadei para Gran Vía.

 ¿Qué viene? Tu equipo nos contaba un poco de un proyecto con literatura, Chile and Güey.
Hay una canción bellísima que cantamos con Eugenia León, Tania Libertad y Guadalupe Pineda, es de Víctor Jara, autor chileno. Te platicaba de Chile and Güey, porque justo una empresa bien movida que se llama Somos Fuego, donde Claudia Pereyra es su líder y me encanta cómo trabaja, nos invitó: “Ely estoy haciendo un puente entre Chile y México con música alternativa y queremos que participes en eso”. Acabábamos de dar nuestro concierto, el pasado sábado estuvimos ahí, y el año que entra estaremos en Chile. A Chile le debemos mucho, porque si me preguntan cuál ha sido mi mayor colaboración, es imposible, he hecho más de 60 colaboraciones con artistas increíbles, pero creo que tengo mucho que agradecerle a La Ley que me hayan invitado a cantar con ellos El Duelo, y me hayan permitido ser tal cual soy de intensa y todo en esa canción, porque hasta para ellos fue una sorpresa el día que la cantamos, la gente estaba enloquecida, fue muy bello. Así que lo de Chile está muy lindo.

Ahora estamos haciendo la voz de Mina Harker, de Drácula, porque este año se celebran los 125 años de la novela y me llamaron, porque harán un podcast, y estoy representando con mi voz a Mina, lo cual me fascina, porque siempre nos ha gustado involucrarnos en lecturas y es algo que nos encanta, y para mí es importante compartirte esto.

Estamos también con los Cumbia Machine, que en realidad es la Sonora Santanera con quienes estamos cantando, y la Sonora Dinamita, además de todos los intérpretes increíbles desde Erik Rubín, Rubén Albarrán, Lupillo Rivera, hay un menage muy lindo y estas cosas a nosotros nos provocan mucho, porque lo que nos está permitiendo es sentir que sí la vamos a hacer como músicos independientes, lo que decíamos en un principio, a mí lo que más me asustaba era pensar que ya no voy a cantar, porque esto se estaba poniendo muy difícil, y no iba a decir: “bueno muchachos, no hay dinero para los sueldos”, o sea, no era posible. Sí sentí que me tenía que dedicar a otra cosa, pero en este momento todos estos colegas que están creando, que están haciendo de nuevo que el engranaje se vuelva a mover, nos permiten sentir que algo fluye y que podremos hacer música nueva. Como decía Miguel Bosé hace muchos años hablando de cómo hemos ido evolucionando, recuerdo muy bien su respuesta cuando le preguntaron si él era gay, y dijo que ese era un proyecto a futuro; me encantó su respuesta, porque no lo negó, tampoco les hizo gordo el caldo. Entonces, para nosotros, hacer música nueva es un proyecto a futuro y estamos deseando hacerlo, porque, claro, traigo una cantidad de información que quisiera plasmarla hoy mismo, pero mi compromiso con la música no me permite hacerlo, porque lo que necesitamos es cantar, que es lo que nos da de comer, ahorita estamos sobreviviendo. Es decir, estamos volviendo a cantar y de nuevo sentimos poder estar tranquilamente. Esta es la realidad de un músico como yo, tengo 30 años de carrera y te estoy hablando que estamos sobreviviendo. Para mí es un nuevo comienzo, así lo siento, siento que estoy empezando de nuevo.

• Chamarra, Burgo Mx. • Falda, Korgon Landare. • Zapatos, Louis Vuitton.

Yo creo que estás en un regreso, porque poco a poco también las nuevas generaciones te van conociendo, empiezan a saber quién es Ely Guerra y siempre hay una segunda vida, la gente va a querer escuchar esto.
Es bellísimo escucharte decirlo, porque ustedes son artistas y no es desconocido de lo que les hablo, pero en la vida como creativa, porque para mí es un compromiso fuerte decir soy artista; más bien soy un personaje que necesito estar creando para sentirme útil y sentirme bien. Yo normalmente me levanto a las cuatro de la mañana, porque ese es mi régimen, si no, a las 10 de la mañana ya empecé oficina y estoy disponible para todo mundo menos para mí. Hay circunstancias en las que quienes nos dedicamos a crear, nos dedicamos a observar también, es hacer casi una bitácora de lo que hay a tu alrededor, porque es una responsabilidad decir algo importante en tus letras, algo interesante que refleje a los demás algo que se vean en el pinche espejo y digan, es cierto, Júrame. Así me vi yo en ese espejo, a través tuyo, gracias. Para mí es importante que un fan venga al escenario y se vea a sí mismo, se vaya inspirado de ahí. En esta mecánica no es fácil lo cotidiano. En mi haber, si no estoy creando no existo entonces. Tengo la fortuna de brincar en tres diferentes disciplinas: una es la música, tengo mi estudio, la otra es la cocina, aparte hago perfumes y productos, y caigo al laboratorio, entonces si no estoy haciendo un perfume, estoy haciendo algo en el estudio o estoy cocinando. Esto a mí me lleva a sentir que soy una mujer creativa, no soy músico ni soy cantante, soy como medio bruja, porque en los ingredientes siempre encuentro una fórmula que me funcione. Este es un momento donde no sé si realmente estamos por convencer y seducir a nuevas generaciones, pero lo que sí sé es que soy lo sumamente creativa como para querer seguir creciendo, creando y creer que una carrera no se forma nada más de hacer uno o dos hits, para mí, el reto es que los músicos no seamos publicistas. Hoy en día tienes 20 segundos para convencerte si te gustó o no y si no ciao. Eso pasa con las nuevas generaciones, la prontitud, pero también he conocido jóvenes muy interesantes que tienen cosas muy importantes qué decirme, porque casi siempre se acercan para decirme: “me casé con Peligro”, “cuando mi mamá murió pusimos Mi Playa”. Hay un muy bonito intercambio que a mí me permite sentir que puedo seguir haciendo música sin preocuparme por establecer lo que está de moda para que entonces pegue, porque no le debo nada a nadie. Por eso no tengo una disquera, un editor que esté chingando y diciendo haz lo que tienes que hacer. Por eso hacemos las cosas desde una esquina donde creemos que debemos estar haciendo lo propio. No sé si realmente estamos renaciendo o volviendo, pero sí te puedo decir que, para mí, es un nuevo comienzo, porque escribir ensayos no fue cualquier cosa, y escuchar todas mis voces y hacer un show no fue cualquier cosa. Ahora es retomar después de 30 años y volver a tomar mi guitarra. Es como si a los 15 años estuviera en mi casa escribiendo mis canciones, estoy volviendo a cantar canciones que escribí desde los 12 hasta los 40 y tantos años y es fascinante. Encuentro mucha magia y mucha sinceridad en eso, me gusta verlo.

• Camisa, Emerald Couture. • Chaleco, Desigual. • Pantalón, Bimba y Lola.

¿Qué le aconsejarías a las nuevas generaciones en cuestión de diversidad? ¿Cuál sería tu consejo de cómo vivir su vida?
Para mí es complicado decir “te voy a aconsejar”. Lo importante es decir ¿nos acompañamos o no? Porque, por ejemplo, un día dije no soy feminista, soy femenina. Nombre, me dieron hasta por debajo de la lengua, y posiblemente porque todo lo soy, pero te diré algo, sí pertenecemos a diferentes generaciones, y sí, yo viví otras cosas y tuve que luchar de otra forma, y hoy tú agarras la estafeta y vivirás y lucharás otras cosas, y vas a ver algo que yo no viví. Es un intercambio, por eso no hay mucho qué aconsejarnos, pero sí mucho por acompañarnos. Sí hay mucho que transmitir, chismearnos, platicarnos y compartir. Una guía práctica para estar en tu zona segura es tener una escala de valores, es decir, en qué creo, en qué no creo, ¿cuáles son mis límites? El cuerpo habla. Yo sabía cuando estaba en peligro, me lo decía el cuerpo, sabía cuando tenía que salir huyendo y no tenía porqué quedarme ahí. Hay cosas, hay una inteligencia superior que a veces queremos apagar el switch porque está a toda madre el mundo, y siempre digo que teniendo una escala de valores sabes escuchar tu instinto, tu voz interior, la más bajita cuando te está diciendo: “Ely aquí es”, pero esto suena raro, pero “ahí es”. Este tipo de cosas que suenan raro, pero ahí hay señales que solamente las escucharás cuando te atreves a conocerte a ti mismo, y ese es el peor enemigo, no queremos conocernos a nosotros mismos. Es lo que yo he hecho, conocerme mucho, no me caigo bien, no me gustan muchas cosas, no me gusta cómo salgo al escenario canto o interpreto, salgo desgastada y digo: “aturdí y aburrí a todo mundo”, y después viene la gente y me dice: “Ely, hubo algo, hubo magia”; eso es lo importante. 

¿Qué te hace sentir sensual?, lo que tu digas wow, qué sexy me siento.
Bueno, creo que lo natural para mí es lo más. Empezamos una charla diciendo: “Ely, tienes canas”, esa búsqueda en la que le tenemos miedo como a los cambios, y yo trato de intercambiarlo por curiosidad, es decir, empiezo a tratar de ver el lado curioso de todos estos cambios, y hablo de mi presente, porque un estado sexy también va cambiando conforme a tu edad. Lo más sexy para mí es ser yo, lo más natural es expresarme como soy, creo que he descubierto que también es sexy ir contra corriente. Me encanta decir no, no creo en esto, no me gusta esto; todo con respecto a la estética perfecta no me gusta, lo imperfecto me parece sexy. No usar brassiere, la liberación; eso me parece sexy. Beber un buen pinche whisky, aunque no sea horario para hacerlo, eso me parece sexy.

Previous
Previous

¡El regalo más PADRE lo encuentras en Old Navy!

Next
Next

She’s not another celebrity, she is Bárbara!